Por: Ramiro Restrepo U.
Temática libre
Aliosha se levantó temprano,
después de haberlo hecho su mujer. Como era su costumbre tendió la lona en que
dormían, despertó a sus hijos, se dio el baño matutino de rigor y se sentó a
departir el mendrugo de pan conseguido la noche anterior. Sintió el malestar producido
por el sueño pesado. En silencio fue degollando uno a uno a sus cuatro hijos y
a su mujer. Exhausto, logró recordar que ese había sido el sueño que le había
ordenado Morfeo la noche anterior. Comprobó que cuando se es y se quiere ser se
supera lo trágico: él siempre había sido desdichado y le gustaba serlo.
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