Era de noche, Ilan paseaba por las calles, el cielo estaba nublado y la oscuridad era
penetrante, rodeado de sombras que estaban ahí, ignorando su presencia, era perturbador
para Ilan y odiaba con todas sus fuerzas vivir así, pasaba días enteros tratando de huir,
pero este mundo parecía no tener fin. Un día, caminando resignado a vivir así, Ilan
arrastraba con suaves patadas una roca, llevaba así ya varios metros, cuando en un
estruendo la roca se ilumina y se rompe de repente, no se enteraba de lo que sucedía, miró,
era un árbol de unos 15 metros que había crecido de la roca, era hermoso, y a su alrededor
bajo su follaje creaba un ecosistema libre de sombras, con ardillas, aves y mariposas de
colores merodeando, era un paisaje que no recordaba haberlo vivido antes. En el tronco
del árbol había un espejo, cuando Ilian este se acercó pudo notar que no era un espejo
normal, al otro lado se veía una Joven, no podía parar de mirarla, su cabellera era tan negra
y larga que las noches de invierno tenían envidia, su piel era blanca y su mejillas un
atardecer en primavera, sus ojos negros y profundos, parecían hechos para acelerar su
corazón, y su boca rosada, perfecta y hermosa como pétalos de cerezo cayendo sobre la
nieve, era tan pequeña y delicada, que sentía la necesidad de protegerla, y su sonrisa y
actitud hacia que Ilan se sintiese como si no necesitara nada más en el mundo. Al cruzar
sus miradas, Ilan aparta tímido la vista, su corazón se aceleró tanto que pensó que moriría.
Hablaron durante mucho tiempo, para Ilan ese árbol se convirtió en su lugar favorito, tanto
que no quería irse de allí y siempre estaba esperando a la bella Joven bajo el árbol, el
mundo de ella era diferente, no existían sombras ni oscuridad y eso le impresionaba. Un
día, en medio de una de sus conversaciones, Allusia repentinamente se pone seria y
empieza a contar sobre su mundo, como, aunque él lo percibiera hermoso, ella siempre
estaba luchando contra las sombras, y él debía hacer lo mismo, que ese árbol no era todo
lo que había por explorar, y si quería llegar a verle de nuevo, tendría que salir a luchar,
terminado de hablar, se convierte su imagen en un espejo común e Ilan solo pudo ver el
reflejo de su triste rostro. Muchos días pasaron para que Ilan se decidiera a salir de la
sombra del árbol, solo los recuerdos de Allusia lo motivaron y un día salió con mucha
motivación. Pasó mucho tiempo de lucha constante contra las sombras y cuando su mundo
estaba casi libre de oscuridad, ve una sombra a lo lejos, al pie de una persona que dormía
bajo un árbol, por lo que Ilan va a su rescate, al derrotar a la sombra, gira su vista hacia la
persona que dormía, era Allusia, tan hermosa como la recordaba, mientras ella se estiraba
con un quejido abrió los ojos, a lo que Ilan dijo – Te he encontrado, y ella respondió – Pensé
que llegarías antes, te he estado esperando.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario