miércoles, 26 de junio de 2019

La Eterna Primavera

Por: Karol Raigoso Martínez
Temática libre

Nayik  viva en Acraa, pese a que pocos alguna vez hubieran oído de este lugar muchos dependían de él, aunque sus ciudadanos desconocían esto,  otros  lo aprovechaban abruptamente,  debido a sus invaluables recursos energéticos. Despertarse con los intensos rayos solares era algo a lo que había estado acostumbrado   y una de las cosas que más apreciaba, pero vislumbrarlos con la misma claridad con la que  siempre lo   había hecho era cada vez más complicado. Aquel verdor de las  montañas estaba siendo reemplazado sutilmente por tonos grisáceos que más que un lugar encaminado hacia la industrialización reflejaban la codicia y poco respeto de las grandes compañías. Nayik despreciaba la manera como personas tan ajenas explotaban la naturaleza; y  pese a que nunca había salido de  allí, siempre  había imaginado que tal  vez podía existir otro lugar en el que pudiera  ver tal verdor.

Una imponente montaña  y un letrero suscitando ‘‘Jardín’’ sobre esta era lo único que Nayik veía, este no era como aquellos que solía ver con enormes tubos de metal, estaba hecho de flores. Anonadado se levanto, detrás una multitud se acercaba apresuradamente. Así que se refugió bajo una enorme roca que encontró, esperó que cruzaran y de inmediato emprendió la huida. Tan solo tenía un vago recuerdo de estar parado frente a una de esas enormes máquinas  y un barco detrás, pero esto había ocurrido hacia algún tiempo, no solo no recordaba un día, sentía como si hubiese sido una semana entera. De repente alguien chocó contra él, era otro pequeño , tenía una ruana  y algo  blanco que cubría su boca y nariz .El  le ofreció un poco de agua ,  habían  pasado varios días , su piel  era muestra de ello, de inmediato la bebió , pero pudo notar cuán difícil era respirar allí  pese a la cantidad de  montañas árboles y plantas,  el aire estaba lleno de polvo y el cielo se veía gris. Ambos empezaron a correr, y el  le dijo que la ciudad estaba siendo evacuada debido al aire y le dio algo para que se cubriera. Nayik no entendía como un lugar tan bello a la vez era tan tóxico. El chico sacó un volante,  debían evacuar la ciudad; Nayik lo observó y vio que en la parte de abajo había un espacio en blanco, allí se colocaba una sugerencia respecto al aire. La ciudad estaba en caos, gente corriendo y alarmas incesantes sonaban a lo lejos. En tanto Nayik tomó  una pequeña piedra y burdamente dibujó una montaña, era hermosa pero en el centro había un gran hueco, él señalaba con insistencia el papel de chico. Esa era una de las formas que usaban en Acraa para extraer los recursos naturales. Él le dio un lápiz, Nayik lo dibujó pero una  brisa desprendió el papel de sus manos, ambos corrieron y cuando  lo iban a levantar un policía se agacho, lo recogió lo observo y se retiró. Todos evacuaron la  ciudad; El futuro de esta era incierto pero al cabo de una semana se dio la orden de volver,  con temor fueron acercándose  y una enorme montaña con varios huecos a través de ella se imponía, era el dibujo de Nayik frente a ellos, el se veía triste, no era como quería ver una vez más maltratada la naturaleza, pero alzó la mirada y el cielo ya no era gris, con  temor lo ciudadanos se quitaban lo que cubría su rostro. Fue así como el pequeño utilizó eso que aborrecía tanto, para hacer de allí el lugar que es en la actualidad: ‘‘La ciudad de la eterna primavera’’.



No hay comentarios.:

Publicar un comentario

GANADORES

VII Concurso de Cuento Corto U.N. en la Web Puesto y categoría Cuento Autor Primer puesto: temática libre Reencarnación...