Por: José Guio
Temática libre
¿Por dónde comenzar? Quizá sea
importante mencionar la “constricción” que aquel lugar empezó a ejercer sobre
sus mente, lo que acortaría lentamente el aire de aquel ensombrecido y pequeño
espacio; con la hiperventilación propia de este tipo de situaciones, vería como
los colores comenzarían a disociarse y desfallecer sobre la superficie de unos
muros “entelarañados”, que parecían empezar a emular las condiciones propias de
un abandono “in crescente”. Sus ojos, que ya parpadeaban con algo más que
cansancio, producto del encuentro de los años, dejaban entrever experiencias
acumuladas, que surgían intermitentemente en una memoria saturada y confusa.
Según lo recordaba, podía recorrer con su mirada cada lugar de aquella pequeña
ciudad; pero aquel día, al acercarse e intentar fugar su mirada por entre aquel
vano desportillado, que empezó a desprender con irreversibilidad el marco de su
ventana, solo lograría observar, con algo de novedad y perplejidad, los límites
de una insoportable contención. Con cierta fantasmagoría, vería difuminar al
otro lado del vidrio el horizonte, filtrado por cientos de miles de gotas de
lluvia que aquella tarde bombardearon con inclemencia la franqueza de unas
fachadas ya en desuso, lavando quizá las culpas propias de una “corroyente”
pobreza, que se dieron al encuentro para conformar “caudalosos arroyos” que
recorrerían el estriado y oscuro asfalto de una calle tumultuosamente vacía, la
misma por la que solía pasear cada mañana con sus esparteñas doblemente
anudadas, hoy desgastadas por el tiempo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario