Por: Cristian Alberto Cortés
Zárate (CACZ)
Temática libre
Corto, sustancioso y
mortal podría ser lo que te voy a contar.
Sin embargo, no te
alcanzas a imaginar cuanto te odio, mi odio hacia ti es, mayor que el de los
judíos hacia los nazis, que el de los japoneses a las bombas atómicas, que el
de los amalequitas hacia los israelitas. Pero mi odio no es infundado, es el
triste reflejo de lo que sufrí por ti, no sabes cuanto odio ahora cada una de
tus sonrisas nerviosas cuando me quedaba contemplándote, cada uno de tus
abrazos fuertes con los que me consolabas, cada uno de tus besos apasionados
con los que mis hormonas se alborotaban y todo porque no fuiste capaz de ser
sincera, dime que te costaba abrirte al único hombre que te amo. Hasta que
llegamos al punto de que nunca supe si esto era una relación o un juego, me
hice ilusiones como cual bohemio enamorado, me obsesione contigo como un niño
con un juguete nuevo, me entregue a ti como un sacerdote al servicio de Dios. No
sabes que es crearte ese sentido de necesidad y a la hora de buscarte solo
recordar esas palabras vacías que pronunciabas, no sabes que siente llegar a
casa y sentirte confundido y agobiado por no entenderte y solo empiezo a
culpabilizarme, mucho menos sabes que se siente llorar porque una penumbra de
inseguridades se posa sobre tu espalda reclamando con poderío una decisión
clara de que me sucede contigo. Cuantas veces no te entregue todo de mí,
cuantas veces no luche por estar junto a ti, cuantas veces deje mis emociones a
un lado por consolarte, cuantas veces no mande todo al carajo por complacerte
un capricho, pero sobre todo dime cuantas veces no tatué en tu alma la magia
que experimentaba al verte. Sin embargo, con una excusa absurda te fuiste de mi
vida, botando a la basura tantos años de amor puro y sincero, por irte detrás
de alguien más joven y adinerado, que lástima que aquella promesa de niños no
la hayas sabido mantener y eso que te la dabas de la de perfecta moral en la
relación, pero mas lastima me da haber sido tan ingenuo y haber seguido
creyendo en ti. Hoy a mis 61 años postrado en esta cama a poco tiempo de morir,
escribiendo esta carta en tu honor por fin he podido desahogar tantos años de
silencios, llantos, amarguras y achaques, te daría las gracias por todo, pero
no te guardo mas que un sincero odio y resentimiento. Sin embargo y aunque se
que esto va a contradecir todo lo que ya escupí, en poco tiempo cuando pase a
mejor vida te volveré a ver y como aquel niño en navidad a punto de desatapar
sus regalos me emocionare tanto que todo ese odio se borrara, perdonare tantos
años de olvido y me volveré a enamorar de ti como aquel día que te vi cruzando
hacia la biblioteca, con ese esplendido cabello hasta la mitad de tu espalda,
con esa silueta que me enloquecía, con esos ojos que penetraban lo mas profundo
de mi alma, pero sobre todo aquel momento en que cruzamos miradas y me dijiste
“hola, mucho gusto…”, para serte sincero no entendí tu nombre, en mi mente solo
escuche “hola, mucho gusto soy el amor de tu vida”, porque existe una sencilla
razón que nunca podre olvidar y es que a pesar del dolor, el amor siempre me
causara mayor inspiración. Adiós…
No hay comentarios.:
Publicar un comentario