Temática libre
se sumergió, era frio, espeso, y pensó para sí que lo mejor que podía hacer era
llamar a quien le esperaba, perezosamente tecleó los números en el aparato,
presionó un botón y luego de 3 amagos que le parecieron eternos, él contestó.
Hacía mucho que ella no oía la voz de él, sonaba feliz; tenía una esposa, no cabía
duda, pero no fue capaz de contestarle, de enfrentarse al significado de las
risotadas y voces melosas de fondo; pero él lo entendió, alguna vez pactaron que
si volvían a llamarse, pero sin una pizca de valentía, el otro haría lo necesario para
conversar, él le conto sus penares, sus alegrías y los sueños que pudo solucionar
ahora y que antes se le hacía casi imposible cumplir; a ella se le antojaban esas
palabras como una bocanada de agua fresca.
Ahora que solo estaba a un palmo de hundirse, se aventuró a decirle que ella
estaba bien, que nunca había estado mejor, a pesar de que su silencio le hizo
saber a el que no era cierto, pero está bien, las despedidas son necesarias para
dar comienzo a nuevas experiencias. Antes de colgar, ella pronunció su típico y
melodioso gracias.
Luego de colgar, se encontró a si misma repasando en su mente cada uno de los
maravillosos momentos que compartieron. Se sentía feliz y tranquila de saber que
él estaría bien con su partida, el que él recordara aquel pequeño juramento que se
hicieron al partir le había dejado en claro que a pesar de todo él siempre le iba a
amar.
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