Temática libre
Flotando en el vacío, érase un reino mágico de hadas con una jerarquía muy especial e interesante: no cualquier hadillo sin mérito podía hacer lo que quisiera, pues esto llevaría al caos y llenaba de terror a los sabios corazones de las hadas antiguas. Para repartir la magia, tenían las hadillas un peculiar sistema que se conocía como el baile del reino. Aprendiendo de memoria los elegantes pasos del baile, las hadas podían demostrar su habilidad y por lo tanto lo mucho o poco que alguna merecía una porción de magia pura. ¡Era todo un espectáculo verlas revolotear con sus espléndidas alas! Volaban a todos lados demostrando su brillo y aquellos armoniosos movimientos aseguraban además que no cualquier ala manca tuviera magia para usar. Pero se avecinaba el día en que una estrella cercana entraría en Nova, decían las hadas observadoras. Y el mayor de todos los bailes se efectuó para decidir la trayectoria del reino. Y así, bailando, se las tragó la estrella y al explotar repartió su magia por todo el universo.
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